martes, 20 de octubre de 2015

TAREA - CUENTO ( Se revisará en la semana del 26 al 31 de Octubre 2015)

Por favor pegar estos Cuentos en tu cuaderno de Ética y Valores. Gracias.

RESPONDER:
1.  Valor que se destaca.
2. Enseñanza o Moraleja.
3. Ambientación ( ¿dónde sucede?)
4. Personajes (Principales y Secundarios)

LUCIA LA OBEDIENTE
Aunque Lucía, una niña de 6 años de edad, tenía una personalidad muy formada, se dejaba aconsejar por las personas más sabias que tenía a su alrededor.

Desde que era pequeña, aceptaba de buen grado los consejos de los mayores, sin embargo, cuando recibía una orden no le gustaba obedecer.
Cuentos infantiles - Lucia la obediente
Lucía siempre ponía mala cara cuando le decían que debía quitar la mesa, hacer la cama, recoger sus juguetes, … Y sus padres no estaban dispuestos a que siguiera siendo una niña desobediente.
Los padres de Lucía tramaron un plan para convertir la desobediencia en obediencia, y aprovecharon que Lucía aceptaba los consejos de buen grado y reflexionaba sobre ellos.
Así que un día su padre le dijo: “Lucía, te voy a dar un consejo, cuando tu madre o yo te digamos que tienes que hacer algo que no te guste, en vez de enfadarte, levanta los brazos y di las palabras mágicas: “Furruñón furruñín, enfado enfadito vete de aquí“.
Lucía se quedó sorprendida por lo que le dijo su padre y a pesar de que no comprendía para que tenía que hacer eso, le parecía divertido y lo pondría en práctica.
La siguiente vez que Lucía se enfadó, dijo las palabras mágicas, y de repente ocurrió algo inesperado para todos, a Lucía le entró la risa sin saber por qué y, misteriosamente, se le quitó el enfado con sus padres.
A partir de entonces, se dio cuenta que no merecía la pena enfadarse porque se pasaba mal, y el resto de personas que viven con nosotros también lo pasan mal al vernos tristes y enfadados.
Mientras vivió en la casa de sus padres, Lucía les obedeció siempre, de esta manera consiguió sobrevivir a muchas e intrepidantes aventuras a lo largo de su vida, porque las órdenes de sus padres siempre eran por su bien.
FIN
ELENITA

Elenita estaba muy contenta. Margery, la amiga de su mamá, había venido de vacaciones a casa y pasaría dos semanas con ellos.

Elenita era bastante presumida y se había puesto a conjunto con su vestido, un collar de perlas rosas y dos pulseras.
cuento-infantil-nina-olfato
Margery le había dado un beso y había dicho algo muy raro:
– “Oh, you look really beautiful!” – Pero después le dijo, con un acento extraño para Elenita:
– “Tú estás muy guapa”.
La mamá de Elenita le explicó:
– “Cariño, mi amiga Margery dormirá contigo en la otra cama de tu habitación, pórtate bien y sé buena”.
Elenita contestó: – “Claro mamá, tu amiga es muy sinpática y me cae muy bien”.
Cuando llegó la noche y todos se retiraron a dormir Elenita vió que Margery se ponía crema en la cara antes de ir a dormir. Ella le preguntó para qué era esa crema y Margery le explicó que era una crema para nutrir e hidratar la piel y que aunque era un poco cara ella la usaba para mantener su piel más sana y bonita.
A la mañana siguiente, cuando todos estaban desayunando, Elenita salió de su habitación, las caras de papá, mamá y Margery cambiaron de repente al mirar a la niña. Elenita no comprendía porqué todos tenían esa cara de sorpresa. Los ojos de ellos estaban totalmente abiertos y también sus bocas dibujaban una sonrisa contenida.
¿Qué estaría ocurriendo? ¿Por qué la miraban así?.
Papá rompió el silencio con una pregunta:
– “¿Elenita, qué has hecho?”
La niña en la oscuridad de su habitación había aprovechado que no estaba Margery y se había puesto crema en su cara y manos.
¿Pero… qué estaba pasando? ¿Por qué ellos sabían lo que ella había hecho en secreto? ¿debería ella decirles la verdad, o decirles una mentira?
Elenita se arrepintió de lo que había hecho y confesó:
– “Es que yo…” – A la vez que se disculpaba, miraba sus manos. – ” Me puse crema en mis manos… y…”
– “Tus manos están negras y la cara también”. – Dijo su mamá.
– “Pequeña”, – interrumpió Margery, – “has confundido la cajita de la crema para los zapatos con la cajita de crema para la cara”.
– “Elenita” – continuó mamá, – “cuando necesitamos o deseamos alguna cosa de alguien, debemos pedir permiso para usarla ¿vale, cariño?”.
– “Si mamá”, – respondió Elenita, – “hoy he aprendido la lección de pedir permiso y de ser honesta”.
FIN